Son curiosas las distintas emociones que puede provocar a las mujeres el hacerse su primer sonograma. Lo que para unas es un momento emocionante e irrepetible, para otras puede llegar a ser un momento tristísimo o indiferente incluso…Digo esto porque el otro día a la oficina de Brooklyn vino una chica de 25 años que quería abortar. Tenía dos hijos pequeños y había pasado por un aborto natural, así como por otro provocado. Venia con la decisión tomada de ante mano y muy clara, pero aún así accedió a hacerse el sonograma; Cuando la pantalla ofreció una imagen perfecta de su bebé, que en ese momento estaba chupándose un dedito, ella se mostró totalmente indiferente y ni si quiera esa imagen que hubiera enternecido a cualquiera le hizo cambiar de opinión. Hay que comprender que todas las mujeres que acuden a nosotros están en circunstancias muy duras y que una decisión así nunca es fácil de tomar, pero aún así es tristísimo encontrarte con reacciones así.
En el otro lado de la moneda quiero hablar de otra mujer que vino también a la misma oficina. Se encontraba en una situación similar, incluso al hablar con ella en un primer momento, estaba todavía más cerrada en banda. Ésta sin embargo, salió de la sala de los sonogramas llorando de felicidad y diciendo que por supuesto se iba a quedar con su bebé.
Son estas situaciones de las que tenemos que acordarnos para
animarnos a acudir cada día a las oficinas.
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