Sin darme cuenta ya han pasado las cuatro semanas que tenía que pasar en Philadelphia y hoy me ha tocado despedirme de la ciudad, de la gente, la casa, el perro y poner rumbo a Virginia. Una de las cosas que más me ha llamado la atención de los provida de Philly ha sido un grupo que conocimos el otro día llamado Generation Life.
Cuando nos dijeron que teníamos que quedar con este grupo de misioneros me imaginé que serían un grupo de personas mayores, probablemente monjas y curas. No me esperaba en absoluto que nos fuese a recoger a la estación una chica de pelo largo, rizado, vestido estampado y uñas rojas. ¿Eso es una misionera? ¡Pero si podría ser cualquiera de nosotras! Nos llevaron a rezar a una clínica abortista en la que me sorprendió el ver a más gente joven rezando. Después de rezar frente a la clínica, mostrándonos una vez más la hospitalidad americana, de la que no hemos parado de ser testigos, nos invitaron a desayunar a su oficina.
Allí nos estuvieron contando cómo funcionan, cómo trabajan. Estos misioneros son jóvenes, solteros, que dedican uno o dos años de su vida a esta particular misión. Forman equipos de cinco voluntarios, dos chicos, dos chicas y un jefe que puede ser chico o chica. De estos grupos hay uno que viaja por el mundo, otro que viaja por distintos estados y otros en Philadelphia. Su filosofía es la educación, es decir, la mejor forma de evitar abortos es evitando los embarazos imprevistos, por lo tanto si se educa a los jóvenes en castidad, enseñándoles a respetarse a sí mismos y a su pareja, se está avanzando también en la lucha por la vida.
Para acabar dar gracias a Mike nuestro host, a toda la gente que hemos conocido en estas semanas, a nuestros vecinos que tan amablemente se han preocupado de que no nos faltaran planes y por supuesto a los otros interns que han estado o pasado por nuestra casa!!
Cuando nos dijeron que teníamos que quedar con este grupo de misioneros me imaginé que serían un grupo de personas mayores, probablemente monjas y curas. No me esperaba en absoluto que nos fuese a recoger a la estación una chica de pelo largo, rizado, vestido estampado y uñas rojas. ¿Eso es una misionera? ¡Pero si podría ser cualquiera de nosotras! Nos llevaron a rezar a una clínica abortista en la que me sorprendió el ver a más gente joven rezando. Después de rezar frente a la clínica, mostrándonos una vez más la hospitalidad americana, de la que no hemos parado de ser testigos, nos invitaron a desayunar a su oficina.
Allí nos estuvieron contando cómo funcionan, cómo trabajan. Estos misioneros son jóvenes, solteros, que dedican uno o dos años de su vida a esta particular misión. Forman equipos de cinco voluntarios, dos chicos, dos chicas y un jefe que puede ser chico o chica. De estos grupos hay uno que viaja por el mundo, otro que viaja por distintos estados y otros en Philadelphia. Su filosofía es la educación, es decir, la mejor forma de evitar abortos es evitando los embarazos imprevistos, por lo tanto si se educa a los jóvenes en castidad, enseñándoles a respetarse a sí mismos y a su pareja, se está avanzando también en la lucha por la vida.
Para acabar dar gracias a Mike nuestro host, a toda la gente que hemos conocido en estas semanas, a nuestros vecinos que tan amablemente se han preocupado de que no nos faltaran planes y por supuesto a los otros interns que han estado o pasado por nuestra casa!!
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