Si el otro día dije que fue un día curioso, ayer lo superó.
El día parecía normal, salvo por la excepción de que teníamos dos nuevos
compañeros con nosotros, Álvaro y Gonzalo, las chicas empezaron a llegar pronto
y empezamos a hablar con ellas como de costumbre. Cuando parecía que la cosa
iba a terminar aparecieron tres afroamericanos en la acera de enfrente que
empezaron a decirnos algo. Les invitamos a acercarse para explicarles lo que hacíamos
ahí. El que más interesado parecía tenía como 30 años, nos contó su punto de
vista. Nos contó que había estado en la cárcel, que no se lo recomendaba a
nadie. Nos dijo que estaba en contra del aborto pero que había ciertos casos en
los que lo entendía la decisión de hacerlo, cuando la madre no tenga forma de
mantener al bebe, inestabilidad en la familia. Los típicos casos que a
cualquiera le pueden hacer replantearse algo, pero no podemos olvidar que
estamos hablando de vidas de inocentes. Nosotros le contamos lo que pensamos,
lo que ofrecemos. Él nos comprendía, aunque había cosas que no estaba de
acuerdo. Pero un punto muy importante en el que estábamos de acuerdo todos, el
problema reside en la educación que se da a los hijos. Nos contaba que donde él
vive, la mayoría de los niños crece sin padre, o sin madre o incluso sin ambos.
No tienen un ejemplo al que seguir, al menos bueno. Nos contó que para muchos
de los adolescentes de por ahí el sexo no es más que una forma de pasar el
tiempo. Ahí está el problema, falta de educación, falta de valores.
Como culmen de lo curioso, a primera hora de la mañana vimos
entrar a dos hombres afroamericanos, que vestían de traje, en la clínica. Al
principio pensamos que eran trabajadores o médicos o algo así. Salieron casi al
final de la mañana y uno de ellos se quedó mirando los folletos que yo tenía en
la mano. Me acerque a él y me pregunto que hacíamos allí. Le explique todo. Al
fin se presentó, era detective de policía, me dijo que él también estaba en
contra del aborto y que estaban ahí investigando algo. Se despidió dándonos las
gracias por estar ahí. Ese día estábamos con Jonathan, un miembro del grupo
pro-vida local, cuando se lo conté se alegró mucho. Significa que algo están
haciendo mal ahí dentro y les están investigando, nos dijo. Esperemos que sea así
y que les hagan difícil seguir con su labor.
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