El otro día estuve hablando con una mujer divertidísima. Vino a la oficina para hacerse un test de embarazo y una ecografía, porque creía que estaba embarazada. Hablando con ella, me contaba lo difícil que estaba siendo su matrimonio. En el pasado, su marido la había maltratado, dándose a la bebida. Tras separarse de él, estuvo manteniendo una relación con un antiguo exnovio suyo, que a su vez tenía pareja. Después, su marido comenzó a ir a terapia para resolver sus problemas, mejorando muchísimo. En la fase de la terapia en la que se encontraban volvían a vivir juntos, y estaban superando sus problemas. Sin embargo, a ella le costaba dejar su otra relación, aunque era plenamente consciente de que el que realmente la quería de verdad era su marido, que luchaba cada día contra el alcohol y contra todo lo que la separaba de ella. Yo me reía muchísimo hablando con ella, porque era una mujer super optimista. Realmente, con lo valiente y fuerte que era, solo era cuestión de tiempo que se decidiera a volver a serle fiel a su marido.
Me decía que si estaba embarazada, fuera de quien fuese, pensaba tenerlo, "porque un hijo siempre es un regalo". Le daba igual que viniera cualquier tipo de dificultad. Había superado ya muchas cosas en su vida, y siempre con una sonrisa.
El matrimonio es díficil, muy difícil, porque somos personas y cometemos errores. Pero no hay nada como el matrimonio para superar obstáculos y dificultades.
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