Después de una intensa jornada en la clínica de abortos. Tuve la gran suerte de encontrarme con una buena amiga de Mexico. Mientras nos poníamos al día, de pronto se nos acercaron dos niñas de unos 20 años, queriendo entablar conversación. ¿Podemos hacerle una encuesta sobre su vida espiritual?, nos preguntaron. ¿Y que mejor lugar para hablar sobre temas religiosos en un estado tan falto de Dios como es Miami? Estas chicas eran cristianas y necesitaban que les diéramos respuesta a sus preguntas. La mayor nos hacia las preguntas, enseñando a si a la menor como hacer apostolado como cristianas.
Las preguntas no eran fáciles:
- ¿Que tres palabras describen tu vida en este momento?
- ¿Que cosa piensas que tienes que hacer antes de morir?
- ¿En una escala del 0-10 como es tu relación con Dios?
- ¿Si un amigo tuyo quisiera acercarse a Dios, como lo harías?
- ¿Que intenciones tienes por las cuales quieres que recemos por ti?
Fue un bonito momento darnos cuenta que aunque ellas fueran cristianas y nosotras católicas, nos une algo muy grande: el amor a Jesucristo, a Dios y el amor fraterno.
Esto me hace pensar, ¿acaso la lucha por la vida no es también una causa que merezca romper estas barreras y unirnos con aquellos que realmente estamos unidos?
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