Tuesday, August 6, 2013

The power of friendship


   Si deseamos que otro se desprenda, realmente, del error, de la equivocación, de la fealdad o de
la maldad, y que se abra a nuevos conocimientos, es preciso entrar en una relación amistosa con
él. Se acepta un consejo cuando hay confianza. Se sigue a un amigo y a nadie más.
      La amistad proporciona un nuevo brillo a nuestra existencia y hace más amable nuestra vida.
Goethe lo expresa de un modo poético: "Nuestro mundo parece muy vacío —afirma—, si lo
imaginamos sólo lleno de montañas, ríos y ciudades. Pero sabemos que aquí o allá hay alguien
que está en sintonía con nosotros, alguien con quien seguimos viviendo, aunque sea en silencio.
     Esto, y solamente esto, hace que la tierra sea un jardín habitable".
Precisamente ante la masificación y el anonimato, tan característicos de nuestra época,
necesitamos lugares cálidos, espacios en los que podamos sentirnos como en casa. Donde hay
amigos, surge la experiencia de la confianza, la experiencia del hogar. Para muchos
contemporáneos, la amistad es su hogar y su patria en medio de una tierra sin patria y sin hogar. Quien tiene amigos de otros partidos políticos, otras profesiones, religiones y nacionalidades, es
una persona dichosa. Se le abre un mar sin orillas. Tratando y queriendo a la gente más variada,
se amplía su mente y se ensancha su corazón. Recibe mucho y entrega  mucho. Es quien mejor
puede orientar a los que parecen estar en una situación sin salida.
   Por supuesto,  la amistad no se puede forzar. Es un don de lo alto. Pero podemos capacitarnos

para recibir este don.

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