Hay
mucha gente muy preocupada por los niños de la India o África, donde
mueren tantos de hambre. Mucha gente está preocupada por la violencia en
esta gran nación de los Estados Unidos. Está muy bien que estemos
preocupados por todo eso. [esta última frase no está en el original.]
Pero a menudo esa misma gente no se preocupa por los millones de seres
humanos aniquilados por decisión [deliberada] de sus propias madres. [Y
esto es lo que es el gran destructor de la paz hoy —el aborto lo que
trae a la gente a tal ceguera.
En
la India y en todo lugar que visito, insisto en que debemos volver a
dedicarle al niño toda la atención que se merece. El niño es un regalo
de Dios para la familia. Cada niño ha sido creado a imagen y semejanza
de Dios para cosas grandes, para amar y ser amado. Debemos colocar al
niño de nuevo en el centro de nuestro cuidado y preocupación [el texto
en Inglés dice: Y por esto apelo en la India y apelo por todas partes,
"Traigamos al niño" al centro de nuestro cuidado y preocupación.] Este
es el único camino para que el mundo siga adelante [pueda sobrevivir].
Precisamente porque el niño es la única esperanza para el futuro. Cuando
los más ancianos son llamados a la presencia de Dios, sólo sus hijos
pueden ocupar su lugar.
[Pero
¿qué nos dice Dios?] Dios nos dice: "Aunque una madre pueda olvidarse
de su hijo, yo no me olvidaré de ti. Te he esculpido en la palma de mi
mano." Nosotros estamos esculpidos en la palma de Su mano. El niño que
todavía no ha nacido ha sido esculpido en la mano de Dios desde su
concepción, y ha sido llamado por Dios a amar y ser amado, no sólo
ahora, en esta vida, sino para siempre, en la eternidad. Dios no se
olvida nunca de nosotros.
Que ningún niño sea privado del amor
Como
muestra el ejemplo de esa familia, Dios no se olvida nunca de nosotros.
Hay algo que tanto usted como yo podemos hacer siempre: Podemos
conservar la alegría del amor de Jesús en nuestro corazón, y compartirla
con todas las personas que encontramos en nuestra vida. Tratemos de
lograr que la madre ame a su hijo, lo cuide y lo proteja; que no lo
asesine, ni lo sacrifique. Y demos nuestro amor de manera ilimitada,
siempre con una sonrisa. Tal como demuestra este ejemplo, Dios jamás nos
olvida, siempre hay algo que podemos hacer para ayudar al otro.
Conservemos en nuestro corazón la alegría de amar al Señor y compartamos
con todos aquellos que nos rodean y que hallamos en nuestro camino.
Esforcémonos para que ningún niño se vea privado de amor, de cuidados, o
sea arrojado y aniquilado. Y demos, demos hasta que duela... siempre
con una sonrisa en los labios.
Una
vez hablé mucho sobre el hecho de dar con una sonrisa. Entonces un
profesor americano me preguntó: "¿Es usted casada?" Le respondí: "Sí, y a
veces me resulta difícil sonreírle a mi esposo Jesucristo cuando me
plantea tantas exigencias [algunas veces."] ." Es real. Pero ahí
comienza el amor: cuando se nos exige y a pesar de las exigencias damos
con alegría.
[Una
de las cosas más exigentes para mí es viajar por todas partes —y con
publicidad. Yo he dicho a Jesús que si no voy al cielo por ninguna otra
cosa, iré al cielo por todos los viajes con la publicidad, porque sí
que me han purificado y santificado y me han realmente alistado para ir
al cielo.]
Si
recordamos que Dios nos ama y que debemos amar al prójimo como el Señor
mismo nos ama, de ese modo América se convertirá en un signo de paz
para el mundo. Que desde aquí se dé un ejemplo de cuidado y atención a
los seres más débiles, los niños aún no nacidos. Si ustedes se
convierten en una antorcha de justicia y paz en el mundo, entonces
habrán sido fieles a los principios de los fundadores de este país.
¡Que Dios los bendiga!
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