Scotsdale es una de las clínicas más conocidas de las muchas que hay en toda la ciudad de Detroit. La zona en la que está situada es uno de los lugares en los que se concentra la mayor parte de la población afro-americana de la ciudad.
Durante el mes que estuve allí, fuimos tres o cuatro veces a la puerta de la clínica a hablar con las mujeres o las parejas que llegaban. La verdad es que fue muy duro porque veíamos entrar a muchas madres tapándose la barriga, con una cara de tristeza absoluta, muchas enfadadas y otras llorando o a punto de llorar. Cuando nos acercábamos a ellas, algunas no querían escucharnos y ni nos miraban a la cara, pero otras se quedaban hablando con nosotros. En ese momento, nosotros les ofrecíamos toda la ayuda que la asociación podía darles, y cuando se daban cuenta de que toda esa ayuda era real y que incluso las llevábamos en coche a cualquier sitio desde la clínica, cambiaban de opinión. Muchas de estas mujeres simplemente se sienten solas y creen que no son capaces de seguir con el embarazo porque cuando nazca el bebé nadie va ha estar allí para acompañarlas, pero cuando ven que existen personas y organizaciones dispuestas a dar todo lo que tienen por ayudarlas, todo cambia.
En resumen, lo que me gustaría decir es que, a pesar de que fueron días difíciles, estoy muy contenta de haber ido a la clínica y poder conocer a todas estas mujeres.
Mireia Oter
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