Hay mañanas en las que puedes estar muchísimo tiempo enfrente de una clínica, esperando a las mujeres, y se hace cansado.
Algunas veces, afortunadamente, las mujeres no van a la clínica. Otros, también por fortuna, van a la clínica y hablan contigo. Pero otros, desafortunadamente, van muchas mujeres a la clínica abortista y acaban por abortar.
No vamos a juzgar por qué lo hacen. Hay tantos problemas relacionados... Falta de educación, muchos problemas personales y familiares, presiones externas...
El caso es que es difícil estar día tras otro delante de una clínica esperando a que las mujeres a las que intentas ayudar para que te rechacen de plano sin escucharte.
Pero hoy no ha sido así. Casi cuando habíamos perdido toda esperanza, apareció una mujer pidiendo hacerse un sonograma.
Lo curioso es que a todos nos pilló por sorpresa, ya que habíamos ofrecido y sido rechazados tantas veces antes que no nos esperábamos que la mujer a la que casi ni habíamos prestado atención fuese a ser la que iba a hacer el sonograma.
El resultado se ve en la foto de arriba. Un bebé precioso. La zona iluminada, donde se ven la nariz y la boca en estado de desarrollo... El vientre...
¿Qué mujer podría abortar viendo a su propio hijo? ¿Qué mujer creería toda esa propaganda pro-choice de que el feto no es un ser humano a la vista de la evidencia?
Realmente, una sola de estas vidas merece cada gota de esfuerzo que sea necesario por nuestra parte para poder ayudar a su madre.
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