"Voy a tener a mi bebé y voy a ser feliz"

Brooklyn. Tres de la tarde. Había sido una mañana de escasos clientes. Me encontraba acomodado en uno de los sofá´s de la oficina cuando Kathie, la persona que dirige y controla la dicha oficina, vino a mi encuentro con un teléfono para decirme que era una llamada en español y tenía que responderla yo. Sus ojos denotaban que esto sería un test de confianza, lo que yo vi como una oportunidad. Víctor llamaba porque una amiga suya, inmigrante, se había quedado embarazada y su "única opción" era abortar. Al parecer ella estaba tan desesperada que ni siquiera era capaz de ser ella quien llamara. Les di una cita para el jueves en Queens.

Casualidad fue cuando Chris, jefe de operaciones, me mandó a esa oficina ese mismo día. Cuando me enteré de la noticia supe que ese caso tendría que desempeñarlo yo de principio a fin. Llegó el día y entraron en la oficina dos personas sonrientes, un hombre y una mujer, "amigos" de la protagonista, y ella, una nerviosa joven desesperada y confusa. 

Rellenaron el formulario entre risas y al terminar pedí a los dos amigos que se marcharan para que yo pudiera explicar a María, que así se llamaba, cómo iba a ser todo. Ellos dos aceptaron y se marcharon pese a la insistencia de María de que se quedaran, porque estaba muy nerviosa. Para calmarla un poco le dije que me tratara como a un amigo, no como a alguien con el que se hace negocio, y me intenté ganar su confianza desde el principio. Comprobé que estaba embarazada y le puse un vídeo de los diferentes tipos de procedimientos abortivos y sus riesgos, que ella veía con miedo, pero con las idea clara de su intención. Después del vídeo le conté la verdad: aquí estamos para ayudar de verdad. Hice un discurso de unos veinte minutos en los que ella solo miraba y asentía con algunas lágrimas en sus ojos. Al acabar le dije que me dijera lo que pensaba, esta fue su respuesta: "Toté, quiero tener a mi bebé". Es difícil explicar la sensación que sentí y lo involucrado que estaba con ella, me afectó durante horas. Se hizo el sonograma y vió que estaba de 13 semanas. 

Decidió decirle a sus amigos, con los que vivía, que iba a abortar de verdad aún cuando no lo iba a hacer, para que no la manipularan. Es muy gratificante sentir que esa persona confía mas en un joven todavía inexperto de 18 años en 20 minutos que las personas con las que vive. "Voy a tener a mi bebé y voy a ser feliz" dijo tras agradecerme entre lágrimas lo que hice por ella y justo antes de abandonar la oficina.