Thursday, October 13, 2011

Diocidencia

El viernes pasado llegó una chica a una de nuestras oficinas. Venía con una compañera mía. Se habían encontrado en la puerta de una clínica abortista.

Después de hablar un poco con esta chica me dijo que a ella su cabeza le decía que tenía que abortar, pero que su corazón le decía que no. Ella es cristiana. Al salir de su casa para ir a su cita en la clínica se puso a rezar y a pedirle a Dios que si no iba a hacer bien con ese aborto que le mandara una señal. Ella esperaba que el taxi se estrellara o algo así. Nada de eso ocurrió. Llegó sana y salva a la clínica. Llegó a la vez que mi compañera pasaba por delante de la clínica camino a la oficina con su bicicleta. Mi compañera decidió hablar con ella desde la bicicleta, pero la chica no respondía. Esa no podía ser su señal. Mi compañera insistió y entonces reaccionó.

Cuando llegó a la oficina me dijo que había sido consciente de que eso no había sido una coincidencia. Dios le había demostrado que le iba a ayudar con ese bebé.

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