Suena mi teléfono. Mi compañera me llama nerviosa. Volvía de la oficina. Iba haciendo el camino de siempre pero con más prisa de lo normal. Pasando por un puente se encontró con una chica mirando al frente. Siguió deprisa, pero algo le dijo que tenía que hablar con esa chica y regresó. La chica tenía la intención de suicidarse. Empezó a hablar con ella y llamó a la policía mientras que la sujetaba. Cuando llegó la policía la consiguió rescatar.
Ser próvida es amar la vida de todas las personas desde el primer momento hasta el último. Esta historia no es sino una manifestación más de las vidas que por “coincidencia” llegan a nuestras manos.
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