El pasado 28 comenzó la vigilia de oración por la vida que vamos a vivir durante 40 días. Desde EMC la estamos viviendo desde la puerta de clínicas abortistas. El primer día estaba con una de las compañeras rezando en voz alta frente a una de estas clínicas en Queens. Yo tenía el rosario en la mano y ella un letrero que decía “40 días de oración por el fin del aborto”. Era sorprendente como la gente nos miraba y asentía con la cabeza o incluso se paraban a preguntarnos como se podían unir a nosotros. Un caso simpático fue el de un chico que nos observaba mi rosario tras el cristal de la cafetería y cuando vio que yo le miraba a los ojos me enseño la cruz que tenía colgando del cuello a modo de apoyo y me sonrió. Esta experiencia me hizo dar cuenta de que no estamos solos y como la oración nos une a todos en un mismo propósito. Me hizo dar cuenta de que en realidad sólo unos cuantos quieren el aborto y que la oración es el mejor megáfono para hacernos escuchar. Me hizo reafirmarme en que todos unidos en Dios y por medio de Él podemos poner fin al aborto.
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