Es sabido por todos que el ser humano tiene debilidad por los atajos, por las vías rápidas, por las soluciones fáciles y rápidas. Pero es igualmente sabido que la vida no es fácil, ni las soluciones que nos ofrece son rápidas. Es más, tendemos a desconfiar de lo rápido y fácil.
Así que dejemos de engañarnos, el aborto es la salida rápida y fácil a un imprevisto que nos asusta o con el que egoistamente no queremos lidiar porque no nos conviene.
De manera, que cuando una adolescente de 16 años me escribe para darme la feliz noticia de que va ha seguir adelante con su embarazo porque no quiere matar a su hijo, no puedo sentir más que admiración y un orgullo indescriptible.
Un hijo no te quita la vida, te la mejora.
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