Hoy, cuando apenas quedan unos días para que vuelva a España
echo la vista atrás. Hace tres meses llegué aquí sin saber muy bien cómo iba a
hacer. Sólo sabía que quería salvar bebes y que el aborto me parecía algo muy
cruel y tremendamente injusto. Hoy puedo decir que jamás habría imaginado la
grandeza de la labor que hacen las asociaciones próvida como EMC.
Una asociación próvida no es una máquina de salvar bebés,
sino como una gran mamá. Un verdadero próvida lucha por salvar al bebé pero su
principal labor es escuchar comprender ayudar y amar a su mamá, al médico
abortista, al portero de la clínica abortista,
a su dueño millonario, etc.
Animo a quien tenga la oportunidad a que “venga y verá”
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